Portugal Colonial - Stakhovsky, de derrotar a Federer al kalashnikov para defender Kiev

Stakhovsky, de derrotar a Federer al kalashnikov para defender Kiev
Stakhovsky, de derrotar a Federer al kalashnikov para defender Kiev

Stakhovsky, de derrotar a Federer al kalashnikov para defender Kiev

En 2013 dio la gran sorpresa al derrotar al gran Roger Federer en Wimbledon. Hoy, el extenista ucraniano Sergiy Stakhovsky patrulla con indumentaria militar y kalashnikov por Kiev, una ciudad que dice que protegerá "hasta el final" frente al ejército ruso.

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Su silueta alargada no ha cambiado desde hace casi nueve años, desde aquel día en el que el mundo le descubrió cuando era 116º del ranking del tenis mundial y acabó celebrando en el césped londinense su hazaña frente a Federer, que era entonces el defensor del título y el gran favorito.

En la plaza Maidan, en el centro de un Kiev en guerra, Sergiy Stakhovsky, que tiene ahora 36 años, pasea con su 1,93 metros de altura y su rostro infantil, observando atento con sus ojos azules, que contrastan con el uniforme de camuflaje. En vez de raqueta, esta vez lleva armas.

"No estoy muy cómodo con un fusil y no sé cómo reaccionaría si tuviera que matar a alguien", dice en un perfecto inglés. "Me hubiera gustado no tener que preocuparme nunca de este tipo de cosas", añade.

Hace un poco más de dos semanas regresó a Ucrania y se enroló en las brigadas territoriales, compuestas por voluntarios encargados de ayudar al ejército a frenar la invasión rusa, iniciada el 24 de febrero.

Los ucranianos están "resistiendo bien", asegura, en un momento en el que los rusos se aproximan al centro de Kiev. "Sabía que tenía que venir", asegura.

- Lejos de sus hijos -

El día antes de la invasión, Sergiy Stakhovsky, que se retiró del tenis en enero tras el Abierto de Australia, estaba de vacaciones en Dubái con su esposa y sus tres hijos, de 4, 6 y 8 años.

Un día después, viendo por televisión cómo su país se precipitaba a una guerra, se vio invadido por la "incertidumbre" y la "impotencia". Gran parte de su familia está en Ucrania.

Pasó los tres días siguiente reuniendo informaciones para poder ayudar a gente a ponerse a cubierto. "Lleno de adrenalina" apenas podía dormir "tres o cuatro horas" y perdió el apetito.

Anunció entonces a su esposa que se iba a Ucrania.

"Ella comprendió que yo no podía hacer otra cosa", subraya, a pesar de la difícil situación familiar.

"Dejar a mis hijos no es algo que me haga estar orgulloso", explica con la voz entrecortada. "No saben que estoy aquí porque quiero que estén alejados de todo esto. Pero les he dicho que volveré pronto y hace ya quince días de eso. Solo Dios sabe cuántos días más habrá", apunta.

Como todos los ucranianos de 18 a 60 años, Sergiy Stakhovsky es movilizable y no puede abandonar el país mientras esté en guerra. Este extenista encuentra fuerzas en el ejemplo de sus compatriotas, que dice ver enrolarse "por miles" y que demuestran su "solidaridad".

"No tenemos opción", insiste. "Si no resistimos, no tendremos más un país donde vivir", añade.

- De Federer a Djokovic -

Realiza dos patrullas a pie cada día en el centro de Kiev para evitar eventuales infiltraciones, especialmente en las cercanías del edificio de la presidencia de Volodimir Zelenski, símbolo de la resistencia contra Moscú. "Yo no hago más que patrullar" pero él "sabe lo que hace" y maniobra "con gran coraje", estima.

Este extenista da las gracias a todos los que "desde la India a Sudamérica" le han enviado "miles de mensajes de apoyo" y son solidarios con las víctimas del conflicto.

Entre ellos, "centenares" de jugadores y jugadoras profesionales, que no han olvidado que Sergiy Stakhovsky fue uno de sus portavoces en el circuito.

Roger Federer es uno de ellos. "Me dijo que deseaba que volviera la paz pronto" y que con su fundación buscaba cómo "ayudar a los niños ucranianos".

Le emocionó también el mensaje del serbio Novak Djokovic "ya que él vivió (la guerra) cuando era niño y sabe exactamente qué viven nuestros niños", subraya Stakhovsky.

Los bombardeos se intensifican en Kiev. "Es inquietante", admite el extenista. "A los rusos les da igual tirar contra militares o niños", sentencia.

H.Portela--PC